jueves, 23 de febrero de 2012

Preguntas

El PP ha llegado al gobierno cargado de respuestas. Contra el déficit excesivo, impuestos y recortes. Contra la falta de crédito, saneamiento forzoso y fusiones bancarias. Contra el paro, la reforma laboral que hoy-crea-confianza-pero-todavía-no- empleo. Frente a la inactividad económica del ejecutivo socialista, frenesí legislativo. Como parapeto, el meritorio tijeretazo a los sueldos de los directivos de agencias públicas y entidades de ahorro intervenidas. "¿Habéis tomado nota, socialistas?", parecen decir sus portavoces.

No hace tantas semanas, Rajoy  juzgaba indeseable la propuesta de Rubalcaba de solicitar a Europa una extensión del plazo para reconducir el déficit excesivo hacia los parámetros de la convergencia. Su regla de oro, en la estela maximalista de Merkel, era el ajuste fiscal para calmar a los mercados. ¿Por dónde amputar el Estado? Ahora el PP trata de negociar con Bruselas una moratoria en los recortes. ¿Qué ha cambiado? En España, la llegada al poder ha obligado a los populares a olvidarse de algunos principios electorales. En Europa, avanza la convicción de que hacen falta medidas para estimular el crecimiento. El ajuste a machetazos, lo estamos viendo, conduce ya hacia la segunda recesión. ¿Ha acertado Europa con las recetas?

miércoles, 8 de febrero de 2012

La Justicia, a prueba

El 13 de enero la Audiencia Provincial de Sevilla condenó a 20 años de cárcel a Miguel Carcaño por el asesinato de Marta del Castillo. Además de exculparle del delito de violación, la sentencia absolvió a otros tres acusados de haber colaborado en la desaparición del cuerpo de la joven. Otro imputado más, conocido como El Cuco, menor de edad cuando se cometió el crimen, ya había sido condenado anteriormente a casi tres años de reclusión por encubrimiento. 

La sentencia asumía un hecho sin duda indignante. Que después de numerosas mentiras y contradicciones de los acusados, después de inútiles y gravosas búsquedas, aún no se ha recobrado el cadáver de la víctima. Al mismo tiempo, y debido a lo anterior, certificaba la falta de indicios probatorios suficientes para sostener contra ellos el delito de encubrimiento.

La reacción instantánea en las redes sociales y la respuesta ciudadana en la calle contribuyeron a consolidar la sensación, exagerada, de que el asesinato de Marta del Castillo había quedado impune. En la construcción de ese escurridizo consenso social que llamamos opinión pública, había un delito evidente (la ocultación del cuerpo sin vida), una condena anterior (a El Cuco) por ese hecho, el convencimiento judicial de que había participado “un tercero desconocido” y unos imputados que no habían colaborado con la Justicia. ¿Estaba claro? No para los magistrados.